
Llega la primavera … y las alergias
¿Se rasca tu gato/perro sin motivo aparente? ¿Se lame o muerde las patas de forma obsesiva?
Las enfermedades alérgicas son la causa más frecuente de consulta en dermatología veterinaria y, además, continúan aumentando, tanto en número como en gravedad.
Por ello vamos a dar un repaso general a las causas más importantes de dermatitis alérgicas en el gato y en el perro.
- Dermatitis Atópica
Se trata de la alergia “por excelencia”, es debida a la sensibilización a elementos ambientales, principalmente pólenes (árboles y gramíneas) y ácaros del polvo.
Su origen es poco conocido aunque actualmente se reconoce una clara predisposición racial en el perro principalmente West Highland Terrier, Boxer, Labrador, Golden Retriever, Cocker, Bulldog, Sharpei…
Cursa con más o menos prurito. Los animales afectados presentan otitis recurrentes, picor en la zona interdigital y en flexuras del carpo y tarso, así como en la región axilar e inguinal principalmente.
Es fundamental establecer un protocolo terapéutico individual a medio-largo plazo en lugar de limitarse a realizar tratamientos sintomáticos puntuales.
- Dermatitis Alérgica a la Picadura de la Pulga (DAPP)
La DAPP es un cuadro alérgico muy frecuente en España que afecta tanto al perro como al gato, principalmente en áreas del litoral mediterráneo, donde el clima húmedo y templado.
Es importante destacar que no se trata de una infestación por pulgas, sino de una autentica hipersensibilidad a la exposición a la saliva de la pulga.
El síntoma principal es el prurito o picor, localizado principalmente en la zona lumbar o base de la cola, acompañado de un excesivo acicalamiento en el caso de los gatos y de autenticas lesiones por autotraumatismo en el caso de los perros.
El tratamiento consiste en un control permanente y estricto de las pulgas en dos frentes: en el animal y en el ambiente.
- Reacción Adversa al Alimento (RAA)
La RAA suele aparecer a edades más tempranas (6 meses-2 años), tanto para el perro como para el gato.
Se trata de una reacción frente a un componente proteico de la dieta, independientemente de que nuestra mascota haya consumido el mismo alimento sin problemas hasta la fecha de aparición de los primeros síntomas.
Las proteínas responsables suelen ser procedentes de derivados cárnicos y lácteos.
Para diagnósticarla administraremos una dieta hipoalergénica durante unas 8 semanas como único alimento (dieta de eliminación) hasta la mejoría del cuadro clínico. Si el animal mejora deberíamos administrar la dieta antigua de nuevo (dieta de provocación), para asegurarnos de que se produce una recaída y estar así seguros de que nuestra mascota padece una verdadera RAA.