
¿Sabías que tener una mascota es tremendamente beneficioso para los niños? … y para los mayores
Tener una mascota es tremendamente beneficioso para los niños … y para los mayores
Si nos ponemos a pensar las ventajas de tener un animal en casa, no terminaríamos nunca, en este artículo, simplemente, vamos a enumerar lo más fundamental sobre los beneficios de la relación de los niños con sus mascotas
En el plano emocional, las mascotas pueden enseñar a los niños muchas cosas:
–Comunicación: La relación de los más pequeños con sus mascotas les facilita el trabajo de expresarse libremente. Comprenden como dar afecto, a desarrollar la paciencia, el amor al prójimo y cuidado de otros seres vivos. Además aprenden las señales sutiles que sus mascotas utilizan para indicar sus sentimientos. Más tarde, pueden aplicar esta lección a la interacción humana porque están más atentos al lenguaje corporal.
–Empatía: Tener una mascota puede provocarles curiosidad por las emociones que ésta siente desarrollando su habilidad para ponerse en el lugar del otro. Y esta empatía la pueden aplicar después hacia las relaciones con los demás.
–Responsabilidad: supervisados por adultos, los niños aprenden a cuidar de otro ser vivo y a disfrutar de mantener a la mascota sana y feliz. Es bueno estimular a los niños, teniendo en cuenta su edad y madurez, para que ellos se hagan cargo de algunos de estos cuidados como por ejemplo, alimentarlos a horas determinadas del día, preocuparse del aseo diario, del lugar donde duermen, sacarlos a pasear, llevarlos al veterinario, etc. Y al cumplir con estas obligaciones se va creando en su interior una sensación de utilidad y motivación muy positiva. Es importante ayudarlos en el proceso y enseñarles que se trata de un ser vivo que depende de sus cuidados y amor.
–Autoestima: los niños son evaluados constantemente. En casa y en el colegio se los califica y enjuicia por su comportamiento, sus resultados académicos, su rendimiento deportivo, etc. Las mascotas no aplican medidas de éxito o fracaso, su aceptación es total, están encantados de que el niño esté con ellas.
–Estrés: los niños que tienen mascotas en el hogar son más felices, sociables y sufren menos estrés al ser más activos, dedicándole más tiempo a deportes y actividades físicas.
En el plano físico e intelectual, también nos ayudan:
–Estado corporal: los niños que tienen mascotas (especialmente perros) tienen menos posibilidades de ser obesos, ya que se incrementa la actividad física al incentivarse los juegos de correr, salir a la calle, estar en contacto con la naturaleza … hecho de relevada importancia, dado el sedentarismo que hoy en día padecen nuestros hijos.
Además el mero acto de acariciar a nuestra mascota ayuda a regular el ritmo cardiaco y la tensión arterial.
– Sistema inmunológico: algunos estudios han comprobado que convivir con un animal, preferentemente perros y gatos, refuerza las defensas de los niños y previene la aparición de alergias.
-Protección: que comparte con los progenitores: no sólo papá y mamá son los que me quieren y me cuidan. Les aporta seguridad cuando los padres están ausentes.
–Conocimientos : ofrece una enseñanza natural básica sobre la vida y la muerte, el crecimiento, la reproducción, la salud, el dolor y la enfermedad, la higiene, la importancia de la alimentación … , convirtiéndose en su profesor particular.
Psicoterapia infantil: además de los beneficios descritos en los niños sanos, hay una larga lista de aptitudes positivas que se usan hoy en día en psicoterapia infantil, en la terapia con minusvalías físicas, el autismo, el síndrome de Asperger, la hiperactividad, las discapacidades psíquicas, etc. Los niños que atraviesan experiencias traumáticas a menudo las llevan mejor cuando tienen una mascota a su lado pues tener un compañero animal puede hacerlos sentir parte de algo. Existen equipos multidisciplinares dedicados a la terapia asistida con animales, como por ejemplo “dogtor animal”
Esto no significa necesariamente que todos los niños estén listos para tener una mascota. Antes de apresurarnos nos debemos asegurar de que tanto el niño como el resto de la familia la desea y de que podemos cuidar de ella. Se debe decidir cuál es la mascota adecuada para cada situación y que quede muy claro que no es un juguete si no una responsabilidad.
Por otra parte, los padres no deben asumir que su hijo se encargará de la mascota en cuestión. La responsabilidad última recae en el adulto, no en el niño, quien debe asegurarse de que la mascota esté bien cuidada, feliz y saludable.
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